Argentina cuenta con una de las plataformas continentales más grandes del planeta, un importante proveedor de alimentos marinos y sumidero de dióxido de carbono a través de una abundante productividad primaria. Se está cerrando un ciclo político en el país, después de las recientes elecciones con un partido ganador jovencísimo y un nuevo presidente que propone un cambio de paradigma en la administración. Durante los días 7 y 8 de noviembre de 2023 algunos políticos salientes, con la participación de profesionales de instituciones del Estado y la ayuda de ONG, presentaron un balance de lo realizado hasta ahora en materia de sustentabilidad marina en el marco del «Primer Congreso de la Iniciativa Pampa Azul» en Mar del Plata, ciudad pesquera por excelencia de Argentina.

Pampa es una palabra de origen quechua que significa llanura. En Argentina, este término se ha utilizado históricamente para referirse a las ricas tierras agrícolas y ganaderas, principalmente en la Provincia de Buenos Aires, pero también de otras jurisdicciones. Los sectores ganadero y agrícola han desempeñado históricamente el papel más importante en la economía y la cultura. Es así como surge la expresión Pampa Azul en forma de metáfora, tratando de llamar un poco más la atención sobre el productivo Mar Argentino.

El proyecto Pampa Azul busca unir esfuerzos para explorar, conocer y comprender la inmensa plataforma marina del país sudamericano, para ser más efectivos en la protección y conservación de sus recursos y su rica biodiversidad. Este proyecto es una iniciativa interministerial del Estado argentino, con presupuesto propio por ley, con la participación de institutos de investigación y universidades, así como de la Prefectura Naval y la Armada Argentina. Iniciado para afirmar también la influencia del país sobre su Zona Económica Exclusiva, ha evolucionado ahora invitando, por ejemplo, a empresas dedicadas a la pesca, la exploración espacial, las industrias navieras y las ONG.

Desde su creación en 2014, la Iniciativa Pampa Azul se ha planteado como una política de Estado, buscando trascender los cambios de gobierno. Sus objetivos son promover el avance del conocimiento científico, impulsar el desarrollo tecnológico y fomentar la innovación sostenible en la región del Atlántico Sur. También tiene como objetivo inculcar la cultura del mar en la sociedad, promoviendo el uso sostenible de los ecosistemas marinos y fortaleciendo el crecimiento de una industria nacional asociada, por ejemplo, a través del programa Escuelas Azules. Este programa tiene como objetivo concienciar a los jóvenes que están realizando sus estudios secundarios sobre la importancia de todas las disciplinas relacionadas con el mar.

Cortesía programa Escuelas Azules del proyecto Pampa Azul

En los últimos años, la iniciativa no solo ha involucrado a actores de las ciencias exactas y naturales, sino también de las ciencias sociales y humanísticas, reforzando así el compromiso con los ODS de la Agenda 2030. Cabe mencionar la creación de los Centros Interinstitucionales en Temas Estratégicos (CITES) Marinos, así como laboratorios multidisciplinarios, refugios en el territorio antártico, laboratorios oceanográficos móviles y estaciones de investigación multidisciplinarias.

Gustavo Lovrich, investigador principal del CADIC-CONICET, destacó la importancia de la creación de las Áreas Marinas Protegidas Namuncurá-Banco Burwood y Yaganes en la década anterior, así como las 16 campañas de investigación científica realizadas que permitieron avanzar en el inventario de especies, el conocimiento de los procesos oceanográficos y la estructura de la red trófica.

Pero quizás el principal desafío del proyecto Pampa Azul, que lo hace valioso e innovador, es su visión de trabajo colaborativo y sinérgico entre todos los sectores involucrados con el mar, es decir, tanto instituciones gubernamentales como no gubernamentales, con el propósito de convertirse en un vector de desarrollo.

Entre las tecnologías discutidas durante el congreso estuvieron el monitoreo de radar costero, los vehículos marinos no tripulados, la industria naval y de boyas oceánicas y las energías marinas, entre otras. Pero la satelital merece una mención especial porque la próxima misión de la agencia espacial argentina, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), estará centrada en el mar. El respectivo satélite se llama SABIA-Mar, acrónimo de Satélite de Aplicaciones Basadas en Información Ambiental del Mar. Carolina Tauro, investigadora principal de la misión, describió las características del proyecto. Su función será brindar información sobre el color del Mar Argentino, pero también de otros mares del planeta. Llevará sensores ópticos para 15 bandas en el espectro visible e infrarrojo cercano, entre 412 y 1610 nm, así como una cámara pancromática de alta definición de 400 a 700 nm. Tendrá una órbita polar sincrónica con el Sol, con un tiempo de revisita de dos días y una vida útil de cinco años. Ya en sus etapas finales de construcción, se espera que se lance entre finales de 2024 y principios de 2025. Marcelo Lino Morales Yokobori, miembro de Mundus maris, quien asistió al evento, ya participó en una capacitación para hacer uso de las imágenes de los sensores para la investigación marina.

Muelle con embarcaciones pesqueras artesanales (imagen de Jess Foami de Pixabay)

La actividad pesquera fue también uno de los temas importantes que se trataron. Argentina desembarcó unas 790.000 toneladas en 2022, equivalentes a 1.800 millones de dólares, lo que indica su importancia económica para el país. Se expresó preocupación por la merluza común (Merluccius hubbsi), cuyo efectivo norte compartido con Uruguay no se está recuperando a pesar de la reducción de las capturas. Pero también, por el abadejo (Genypterus blacodes) y el gatuzo (Mustelus schmitti), especies comprometidas por encontrarse por debajo del nivel biológico recomendado. La pesca artesanal también tuvo su lugar, sobre todo cuando Ana Parma, investigadora principal del CESIMAR-CONICET, presentó un relevamiento realizado sobre la pesca artesanal en Argentina, que se sintetiza en el libro «La pesca artesanal en Argentina. Caminando las costas del país», lanzado en 2022 y que se puede acceder gratuitamente aquí. Describe las especies y artes de pesca utilizadas en las costas de las cinco provincias argentinas con litoral marítimo.

Otra característica para destacar de la Iniciativa Pampa Azul es que aborda su trabajo en base a Áreas Geográficas Prioritarias (AGPs). Por ello, en 2014 se definieron estas AGPs, cuyas delimitaciones se basan en sus características oceanográficas, la importancia de sus ecosistemas y el potencial impacto que las actividades humanas puedan tener sobre ellos. Con ello se busca una ordenación del territorio, con énfasis en la protección de los recursos genéticos.

Eso coincidió con otro evento enfocado en la lucha contra la contaminación plástica, esta vez el 16 de noviembre en el Salón Blanco de la Honorable Cámara de Diputados, en Buenos Aires. Las diferentes comisiones encargadas de atender la salud pública y el desarrollo sostenible han cooperado durante años en este problema creciente. Si bien la Comisión de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios, la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Medio Humano y la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible han acordado normas, no se han logrado los votos necesarios para alcanzar las leyes buscadas. La investigación sobre contaminantes, por ejemplo, en el sistema del Río de la Plata realizada por Marcelo y su grupo de investigación, no muestra ninguna mejora en estas aguas. Entre las asignaturas pendientes se encuentran la gestión de envases y embalajes posconsumo, la gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, la gestión de residuos de artes de pesca, la gestión de neumáticos fuera de uso, la eliminación del IVA en la compra y venta de material reciclable posconsumo, la gestión de plásticos y productos químicos, y la gestión de prendas de vestir y plásticos.

El trabajo para la documentación de los peligros y la promoción de la recuperación de ambientes saludables para las personas y los ecosistemas marinos resulta un enorme desafío, no solo para Mundus maris.